viernes, 23 de febrero de 2007

Alvaro Garcia " Se ha impuesto una forma pequeña de hacer política"

La nación
17.02.2007

Por Mirko Macari
Lozano, con un buen bronceado veraniego y de chalas nos recibe Álvaro García en su oficina de la bucólica sede de la Cepal, en la comuna de Vitacura. Ahí, el ex ministro de Economía y Energía de Frei Ruiz-Tagle y de la Secretaría General de la Presidencia con Lagos –que en 2003 fue procesado y luego sobreseído en el caso Inverlink– pasa este raro verano con lluvia organizando un programa de capacitación para dirigentes latinoamericanos. El aterrizaje en 2006, luego de dos años a cargo de la embajada en Suecia, también lo hizo reintegrarse al PPD, partido del cual se había alejado tras la andanada de críticas que le cayeron en los difíciles días de su periplo judicial. Hoy preside la comisión programática de la colectividad, desde donde se va a intentar inyectarle sangre fresca a una tienda a la que muchos consideran un enfermo terminal.
–¿Qué funciones tiene esta comisión programática?
–Tiene dos funciones. Una es desarrollar un proceso que concluye en un congreso nacional programático para septiembre de este año, y para eso se han formado una gran cantidad de comisiones temáticas, de tal manera de combinar la elaboración de propuestas pensando en el Chile del 2010, junto a la promoción de un diálogo partidario que permita profundizar el sentido común del PPD respecto a lo que se le ofrece a Chile. La segunda tarea es alimentar a la directiva del PPD de opiniones sobre temas contingentes, es una especie de departamento técnico para asuntos como las reformas previsional, educacional y electoral.
–¿Cómo capeó usted el temporal del PPD?
–Hay que reconocer que estamos en un momento de dificultad, sobre todo respecto a la percepción que la ciudadanía tiene del PPD, y la forma de revertirla es haciendo lo que el PPD siempre ha hecho y bien: liderar temas de gran significancia para la ciudadanía. Para eso se requiere un espíritu de cuerpo que hay que reconstruir.
–¿Cómo sintió este torbellino de pasiones y recriminaciones personales que sacudieron al partido?
–En una perspectiva más bien política, cuando volví a Chile decidí trabajar con la directiva recientemente electa, ésa ha sido mi actitud y lo seguirá siendo. Desde una perspectiva personal ha sido doloroso, especialmente porque muchos amigos lo han pasado muy mal políticamente. Y yo sé cuánto duele eso.
–¿Quiénes son sus más amigos dentro del partido?
–Hay un grupo de personas que llevamos tantos años, no sólo desde que se estructuró el PPD, sino que de mucho antes. Me siento amigo de Jorge Schaulsohn, aunque pudiéramos no compartir ciertas opiniones; también de Girardi; siempre he trabajado cerca de Sergio Bitar. La amistad y las relaciones personales trascienden las opiniones políticas.
–¿Y sigue siendo amigo de Schaulsohn?
–Lo he visto poco, pero no estando de acuerdo con sus posiciones, no he perdido el afecto que tenemos de décadas de relación.
–Lo de Inverlink fue su crisis personal con la política. ¿Cuánto sirve esa experiencia para enfrentar una crisis mayor como esta del PPD?
–Todas las experiencias de la vida sirven, y las más críticas sirven más aún. Ahí se ven las personalidades y lealtades, y en esa oportunidad aprendí mucho a apreciar a mis amigos, y aprendí también que al final siempre se impone la verdad, y eso va a ocurrir aquí también.
–¿Salió desilusionado de la política esa vez?
–De ninguna manera me desilusioné de la política con mayúscula, creo que en Chile hace tiempo se ha impuesto una forma pequeña de hacer política, que pasa más por destruir que construir, por minar más las fortalezas del enemigo que por construir las propias. Creo que ese tipo de política no nos lleva a ninguna parte, y afortunadamente tampoco le ha generado ningún rédito a los que la practican.
–Pero la crisis del PPD es en parte por la gente que hace ese tipo de política en su interior.
–En todo el espectro político, no sólo en el PPD. En esta coyuntura estamos comprobando que aquellos que sólo se dedican a criticar y a acusar, no ganan. Puede que su contraparte pierda un poco, pero ellos no ganan. La política que me resulta atractiva es aquella en que hay que aunar esfuerzos para hacer u organizar algo.
EL DESEMBARCO DE EXPANSIVA
–El PPD que comienza el 2007 es mucho más débil que el que inició el 2006. ¿La entrada de la gente de Expansiva es justamente para fortalecerlo?
–La incorporación de toda persona dispuesta a trabajar es una forma de fortalecer el partido. En Expansiva hay muy buena gente, y algunos han estado siempre trabajando en el PPD, y por supuesto son más que bienvenidos, pero la estrategia del PPD para este año es muy clara. Pasa por fortalecer su democracia interna en el congreso orgánico que se va a desarrollar en marzo o abril, pasa por enriquecer su propuesta al país con el congreso programático y por sumar a la mayor cantidad de gente posible para esos esfuerzos. No estamos cazando personas, sino fortaleciendo la institucionalidad.
–¿Qué le da la gente de Expansiva al PPD que éste no tenga?
–No conozco a nadie de Expansiva que esté por sumarse al PPD y que no haya estado en el PPD. Han salido los nombres de Jorge
Marshall y Jorge Rosenbluth, dos antiguos militantes del PPD siempre bien dispuestos y cercanos al partido; no es que se estén sumando, sólo que le van a dedicar más tiempo aún.
–Pero pasan de la firma de cortesía a un rol más influyente a través de este pequeño think tank partidario que están proyectando. ¿O no?
–Mientras más activo sea su rol, mejor para el PPD.
–¿El perfil tecnocrático de ambos puede serle útil al PPD para salvarlo de la imagen de pandilla de la que habló Flores?
–La imagen de pandilla está más en la imaginación de Flores que en la realidad, lo único que salva a cualquier persona o institución es mostrarse tal cual es. Uno no puede vender a los chilenos por mucho tiempo una imagen distinta a lo que uno es. Esa realidad, no es modificable por hechos episódicos. El PPD tiene 19 años de historia, hemos vivido ciclos de alza y de baja, y la imagen es resultante de todos esos años, no sólo de los últimos capítulos.
–¿Y qué le parece esta figura de que Expansiva entra a comprar acciones del PPD ahora que están baratas?
–Una figura caricaturesca, interesante sólo en lo publicitario.
–Se dice que la debilidad del PPD es ser un partido sin un corpus doctrinal sólido. ¿Es su misión crearlo?
–No estoy de acuerdo con esa afirmación. Cuatro años después de su formación, el partido hizo un congreso doctrinario que estableció principios, reconoció su raíz socialdemócrata, su raíz liberal progresista, y esas definiciones interpretaban muy bien a la gente que está en el PPD. Todo partido tiene la obligación de ir actualizando sus propuestas e ideas, y de generar un sentido común coherente en torno a ellas; esto último es lo que le ha faltado al partido: pudimos tener buenas ideas, pero no siempre surgieron de un colectivo ni comprometieron a todas las partes.
–La salida de un diputado, un senador y un militante emblemático, y el clima de acusaciones mutuas, no habla precisamente de un estado de normalidad institucional.
–No quiero minimizar los hechos, ojalá todos los militantes se hubieran quedado, pero ya tuvimos esta experiencia previamente. Recordarás que la figuración pública de Nelson Ávila era bastante mayor incluso que la de las personas que han salido ahora, y eso no implicó un debilitamiento del PPD.
–A propósito de ideas y definiciones, ¿le parece democrática la expulsión de Jorge Schaulsohn?
–En estas circunstancias lo único que corresponde es que opere la institucionalidad del partido, ésta no fue una decisión política.
–Pero éste ha sido un partido que se define progresista, y el derecho de alguien a expresar lo que piensa es el ADN de los supuestos democráticos. A él lo expulsan por manifestar una opinión.
–Yo estoy de acuerdo con el procedimiento, en el sentido de que si la totalidad de los parlamentarios del PPD tiene un juicio crítico respecto de lo que está haciendo otro militante del PPD, lo que corresponde es que eso se lleve al Tribunal Supremo y éste evalúe la situación, llegue a una conclusión y decida. La resolución no fue por lo que dijo Schaulsohn, sino porque fue incapaz de probar la veracidad de sus dichos.
–Schaulsohn esbozó una tesis, no acusó a nadie.
–Yo estoy en profundo desacuerdo con esa tesis, no soy ningún tribunal para castigar o para decir quién está equivocado, y más allá de mis opiniones respeto la institucionalidad del partido. Lo que pasó, pasó.
EL CALENTAMIENTO GLOBAL
–A propósito de definiciones, usted que hace yoga y entiende el concepto holístico. ¿Por qué estamos frente a desafíos tan trascendentes como los del cambio climático y en la política chilena nadie dice nada?
–Nosotros, como PPD, hemos dicho y hecho bastante sobre este tema. Sergio Bitar lo levantó con gran fuerza, pero de ahí a que los medios lo pesquen es otra cosa. El partido siempre se ha caracterizado por tener una gran sensibilidad ambiental.
–Girardi era el emblema de eso.
–Yo creo que sigue siendo. Pero en esta ocasión con el conjunto de la directiva hicimos en lo programático un trabajo sobre la materia, creemos que el desafío que tiene Chile es cómo combinar adecuadamente la ecuación energía-medio ambiente. Y no sólo porque se prevé una escasez energética, sino porque la respuesta a ese problema va a tener enormes implicancias. Las alternativas que creíamos necesarias para enfrentar el problema a corto plazo, como las plantas a carbón, no son la mejor forma de afrontar el problema global ambiental. Hay que abrirse a evaluar sin perjuicio la posibilidad de contar con energía atómica, y en ese escenario hay que evaluar la política ambiental. Esto lo dijimos muchos meses antes que empezara a ponerse de moda el tema del cambio climático.
–¿El asunto pasa por la solución al problema energético o es también un cuestionamiento al modelo de desarrollo?
–Por supuesto el problema del cambio climático supera por mucho a Chile, y Chile casi no tiene nada que ver con él.
–O sea, podemos tener poca incidencia en su generación, pero nos vamos a ver profundamente afectados como país.
–Claro que sí. Evidentemente hay ciertas formas de producción que son mucho más intensivas en la generación de dióxido de carbono y metano, que son los gases que producen el calentamiento global. Hay un grupo de países que produce mucho, pero que a la vez son muy ineficientes en el consumo de energía, cuyo mayor ejemplo es Estados Unidos. Es imposible copiar ese modelo, no caben dos Estados Unidos en el mundo, esa modalidad de producción sólo es posible mientras haya otros que no lo hagan, y por cierto hay que cuestionar las tecnologías que estamos utilizando, así como el ritmo de consumo de recursos.
–Pero los gobiernos de la Concertación han subido a Chile a las reglas de la globalización, que es este tren que lidera Estados Unidos.
–No estoy de acuerdo, nosotros no estamos tratando de copiar el modelo norteamericano.
–¿Pero en Chile no han sido secundarios los factores medioambientales en relación a otros criterios a la hora de elaborar las políticas públicas?
–No creo que eso sea efectivo. Chile se dotó durante los gobiernos de la Concertación de una institucionalidad ambiental que exige que todo proyecto tenga una evaluación de impacto ambiental. Esa evaluación no considera otro tipo de factores. Y los estándares que Chile se ha dado para hacer las evaluaciones de impacto ambiental son bastante exigentes; yo no creo que nosotros hayamos desconsiderado los factores medioambientales.
–El movimiento medioambiental se queja de la poca preeminencia del tema; el director de la Conama depende de un ministerio político.
–No es así, a mí me tocó participar como ministro de la Segpres y antes como ministro de Economía de esos procesos. Y nosotros recibíamos como directiva de la Conama dos informes, uno de un comité técnico independiente y otro de evaluación interna, y no podemos sobrellevar esos informes, si ambos o uno de ellos nos está diciendo que no cumplen con los estándares ambientales, no podemos aprobar el proyecto. No hay una decisión política que pueda sobrepasar esa resolución técnica.
–O sea, en Chile todo se ha hecho muy bien en materia medioambiental.
–No creo eso. En Chile nos hemos dotado de una institucionalidad medioambiental cada vez más rica, pero que todavía tiene mucho que progresar, y tiene que hacerlo de acuerdo a las mejores prácticas a nivel internacional, que son, a mi juicio, las de los países escandinavos. Ahí, toda la institucionalidad ambiental es fuertemente descentralizada, y las decisiones se toman muy cerca de la ciudadanía, en los municipios. En esos países no hay partidos verdes porque la conciencia ecológica es transversal.
–El calentamiento global se debe al exceso de CO2 en la atmósfera, y nuestro modelo exportador se basa en cortar, enlatar y vender árboles que absorben ese CO2.
–Se te olvidó la etapa de plantar árboles. Chile es un gran contribuyente mundial a la absorción de CO2, hemos tenido una política de preservación de nuestra riqueza forestal muy grande, hay pocos países que tengan la cobertura de parques nacionales que Chile tiene. En la medida que la plantación y tala de especies se haga de modo coherente con esa política medioambiental, no hay problema. Distinto sería que se fueran a talar los parques nacionales para hacer chips o pañuelos desechables. Pero no es el caso y no veo problema en mantener un modelo exportador intensivo en recursos naturales, siempre y cuando esos recursos se exploten de manera sustentable. LND

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