La Nación
12.02.2007
Sergio Muñoz Riveros
No se pueden subestimar las declaraciones veraniegas de los dirigentes políticos subrogantes. A veces, muestran sin adornos la procesión que va por dentro de sus partidos. Pepe Auth, presidente (S) del PPD hizo noticia el martes 6 al declarar en “El Mercurio”: “Si las elecciones fueran mañana, consagraríamos a Soledad Alvear”, lo que sorprendió a los propios democratacristianos. Mencionó como otras alternativas presidenciales a Lagos Weber, Nicolás Eyzaguirre y Sergio Bitar, presidente del partido, con lo cual, debido a su investidura temporal y al diario elegido, la omisión del ex Presidente Lagos fue estruendosa.
Aunque al día siguiente, María Antonieta Saa, vicepresidenta del PPD, dijo que las opiniones de Auth no representaban al partido, Bitar, fuera de Chile, no corrigió a su reemplazante. En rigor, el 13 de agosto del año pasado él ya había declarado a “El Mercurio”: “Lagos no debe ser candidato presidencial para el 2010”. Así las cosas, Auth no corrió con colores propios, sino que fue portavoz de un mensaje partidario al ex Mandatario que podría resumirse así: “Estamos en problemas y si usted tiene intenciones de postular en 2009, debe comprometerse con el partido que fundó y respaldar a sus dirigentes”.
En ese cuadro, el diputado Jorge Tarud emplazó al ex Mandatario por los casos de corrupción originados en su período: “Hay que dar la cara frente al país y explicar”, dijo, lo que hizo que Jorge Schaulsohn saliera a defender con energía la integridad de Lagos y a rechazar la teoría según la cual él debería responder por los actos de cada funcionario durante su Gobierno.
Viendo cuán lejos había llegado el entuerto, Bitar declaró a “El Mercurio” el sábado 10: “Ricardo Lagos es fundador, primer presidente del PPD, la gente del PPD lo quiere y lo lleva en el corazón, por lo tanto si en alguna circunstancia así se diera (una nueva candidatura), no cabe duda de que tendrá el apoyo pleno del partido”. Dijo también que lo dicho por Auth sobre el eventual respaldo a Soledad Alvear se explica por el análisis de las encuestas y que no había que olvidar que él “es un muy buen analista electoral”.
El balance de todo esto es muy dañino para un partido que necesita dramáticamente recuperar credibilidad. Lo peor para el futuro del PPD sería que sus dirigentes no tuvieran conciencia de la grave erosión que la colectividad ha experimentado. Es obvio que sus verdaderas prioridades no se relacionan con las maniobras para elegir al próximo candidato presidencial.
Después de todo lo ocurrido en dicho partido (tres parlamentarios renunciados en menos de un año, un fundador expulsado, dos vicepresidentes obligados a suspender su militancia, etc.), los pasos en falso de sus dirigentes tienen un costo muy alto. Para salir de la situación en que se encuentra, el PPD necesita superar las tendencias personalistas que lo carcomen, cohesionarse en el terreno de los principios y volverse más exigente con las normas internas. Si actúa de modo errático y deja en evidencia que carece de un liderazgo vigoroso, no podrá evitar que “la marca PPD” siga perdiendo crédito.
Es cierto que la Concertación es más que la suma de los partidos que la integran, pero ello no significa que lo que les ocurra a éstos no perjudique al movimiento en su conjunto. Si uno de los socios se hunde por efecto de una crisis inmanejable, las consecuencias repercutirán forzosamente en la coalición y en el Gobierno. Quienes no miden sus palabras ni sus actos pueden causar un enorme perjuicio a una coalición cuyos logros son vistos como ejemplo por amplios sectores en América Latina.
¿Y las candidaturas presidenciales? Lo realista es reconocer que, con un período presidencial de cuatro años, es casi inevitable que las campañas se adelanten. El momento de mostrar las cartas será sin duda la elección municipal del próximo año, puesto que tanto los partidos oficialistas como los opositores querrán dar esa batalla con un capitán de equipo que recorra el país proclamando a los candidatos a alcaldes y concejales.
Cuando la coalición gobernante tenga que analizar su proyección, gravitará decisivamente la evaluación ciudadana del Gobierno de la Presidenta Bachelet. Si pesan más los logros que las insuficiencias, la coalición podrá hacer planes sólidos para el 2009. En todo caso, existe la posibilidad de que el Gobierno termine con buena nota y que la coalición sufra un revés. Como sea, el asunto de definir el candidato concertacionista no podrá desvincularse de la necesidad de atraer a la mayoría de los electores.
La Concertación tiene suerte de que no haya llegado todavía el momento de acudir a las urnas. Nada está garantizado. Todas las competencias que le esperan serán muy duras.
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