martes, 8 de mayo de 2007

Francisco Vidal y su diagnóstico de la coalición oficialista

La Nación
06.05.2007

Está completamente de alta del estrés que lo tuvo contra las cuerdas el año pasado, y eso se nota en su buen humor. “Cambié de hábitos, bajé diez kilos pero ya recuperé seis”, dice el presidente del directorio de TVN, de vuelta otra vez en el ring político en el cual siempre se caracterizó por dar y recibir con rudeza.

–En la convalecencia habrá tenido más tiempo para ver televisión, supongo.

–No, para leer. De televisión veo el noticiario, History Channel y el canal del fútbol.

–¿Cuál es su programa favorito de TVN? Y no me diga las noticias.

–Puedo pescar alguno de repente, no siempre; ahora me pescó esta teleserie nocturna, “En la mira”.

–“Alguien te mira”.

–Ésa, “Alguien te mira”. El otro día la vi completa y me entretuvo.

–Tiene buen rating.

–Además es entretenida. Y estoy esperando este domingo que empieza “Epopeya”. Yo ya la vi, pero es distinto verla sabiendo que hay millones de personas mirándola también.

–Vamos a ver cómo le va en el rating. Esta semana, el rating de la Presidenta bajó en 11 puntos, según la encuesta Adimark. ¿Hay problemas de sintonía con la audiencia?

–Depende con quién lo compares. De lo que sí me acuerdo es que el Presidente Lagos, en su primer año de Gobierno, nunca alcanzó lo que la Presidenta ha alcanzado, que es más de 50 puntos en las mediciones de 2006. Viera-Gallo me recordó que tampoco Frei Ruiz-Tagle estuvo sobre los 50 puntos en su primer año, pese a que ganó con un 58% de los votos.

–También se puede mirar al revés: mientras más alto se sube, más fuerte es la caída. Se pasó del 50% al 43.

–Pero mirando todas las dificultades que se han tenido, desde el tema de los pingüinos hasta el Transantiago, mantener una adhesión superior al rechazo es bueno. Lo que pasa es que eso hay que revertirlo.

–Ahora se introduce un elemento diferente: la crítica generalizada, incluso desde la propia Concertación.

–Hay una crítica interesada que hace la derecha, que viene desde la campaña y que es parte del juego democrático. Lo que me inquieta es que subterráneamente hay un cierto discurso que coincide con ese diagnóstico. Mi opinión es que estamos midiendo un liderazgo distinto con parámetros de los liderazgos anteriores, y ésa es mi diferencia con mis amigos de la Concertación.

–Se suma al cuadro un conjunto de desaguisados en el propio Gobierno, más allá de la figura de la Presidenta.

–¿Y qué Gobierno no tiene desaguisados? Te puedo dar al tiro 24, sólo en el Gobierno de Lagos.

–Pero la lectura que la propia coalición hace de esos desaguisados es más severa.

–Es que la Concertación también está viviendo un proceso complejo. Vamos para los 20 años en el Gobierno y por primera vez tenemos mayoría en ambas cámaras, pero no ejercemos esas mayorías por las divisiones. La Concertación tiene cuatro presidentes de partido de lujo, pero la relación del Gobierno con los parlamentarios, y de los partidos con el Parlamento, es muy compleja, se ha exacerbado la dispersión. Ese es un error elemental, porque cualquier opción de la Concertación en 2009, por todo lo difícil que es una quinta vez, pasa por 50 cosas: pero hay una que, si no se da, las otra 49 dan lo mismo. Y ésa es el éxito de este Gobierno.

–¿No coincide con el diagnóstico de crisis en la Concertación?

–Creo que hay un desorden en la Concertación, y mi tranquilidad es que los dirigentes, las mesas de los partidos y el propio mundo parlamentario ya tienen conciencia que se llegó al peak del desorden. De aquí para delante, si el desorden se mantiene, el destino está marcado. Si el desorden se transforma en orden, y si luego de que en la discusión se hayan escuchado todas las posiciones, porque el debate tiene que existir, tienen que estar todos detrás de lo que se concluyó en ese debate.

–Justamente, esa disciplina que siempre tuvo el oficialismo está resquebrajada hoy.

–Pero no conozco a nadie en la Concertación que no diga que, si este camino no se rectifica, nos lleva inexorablemente a la derrota.

–El ministro de Hacienda y los empresarios dicen que hay populismo en la política, y el grupo liderado por Ominami dice que son las visiones neoliberales en la Concertación las que han causado la crisis. Eso parece un problema de fondo.

–Ese conflicto es inherente a la Concertación, por su diversidad. El mérito de la Concertación es que ha administrado las distintas miradas. En 1997 surgieron los autoflagelantes y los autocomplacientes, y hoy hay una especie de reproducción de eso, con hechos contemporáneos.

–¿Dónde está usted en esa disputa?

–En la versión ’97, autoflagelantes y autocomplacientes teníamos el mismo objetivo: el debate era sobre el instrumento. Y en la versión 2007, toda la Concertación tiene el mismo objetivo: de nuevo el debate es sobre los instrumentos. Si potenciamos el hecho de que tenemos el mismo objetivo, hay espacio para discutir sobre los instrumentos.

–Pero respecto al tema de fondo, en qué bando se sitúa.

–El ’97 era autoflagelante, ahora depende. Soy súper autocomplaciente de que la economía crezca al 6% y el desempleo baje. Y soy súper autoflagelante con que tengamos a uno de cada cinco chilenos viviendo bajo la línea de la pobreza; de que haya tres mil millones de dólares en exenciones tributarias y de que todavía tengamos una subvención escolar de 30 mil pesos para el 50% de la matrícula. Pero no me coloco en los polos, porque creo que si la diversidad en la Concertación no se canaliza, es dispersión.

–El documento “La disyuntiva” dice que hemos llegado a este estado de las cosas por el predominio de la visión neoliberal, y da como ejemplo el Transantiago. ¿Qué le parece esa afirmación?

–Lo mismo se decía de la gestión de Eyzaguirre. La economía tuvo dos tiempos en el Gobierno de Lagos: los primeros tres años ahí no más, y después crecimos al 6,1 y 6,2%. El debate está resuelto, creo yo, en el programa de Gobierno de Michelle Bachelet. Ahí se profundizó el énfasis en lo social, pero la condición sine qua non para ello es tener crecimiento económico. El debate está en cómo lo logramos, cuánto de ese crecimiento se va a protección social, y cuán rápido se va. Estamos discutiendo sobre opciones estratégicas de desarrollo, con una mirada prácticamente de crisis y ruptura, cuando el país va a crecer entre el 5 y el 6% y tenemos el ejercicio más expansivo de la historia de Chile.

–En ninguno de los dos tiempos del Gobierno de Lagos se le anotó un gol a la desigualdad en la distribución del ingreso. Y ahora una de las críticas, por ejemplo, es que los excedentes del cobre, en vez de estar afuera, podrían invertirse en cuestiones más ambiciosas.

–En ninguno de los gobiernos de la Concertación se ha tocado el tema de la desigualdad, como dato. Como son 17 años de Gobierno, nos vamos haciendo prisioneros de nuestros propios éxitos. Ya nadie discute que en lo macro estamos bien, pero tampoco nadie discute que hay que avanzar en disminuir la desigualdad. En las cifras, la Concertación ha optado por la disminución de la pobreza y la no acentuación de la desigualdad. Y ya llegó el momento de seguir disminuyendo la pobreza, pero entrar al tema de la desigualdad... Según los economistas, la desigualdad empieza a atentar contra el propio crecimiento. Gobernabilidad, crecimiento económico y justicia social han sido la tríada de la Concertación, y el actual Gobierno se presentó al país como la profundización de lo que habían hecho los anteriores.

–Pero la Presidenta fue elegida también con un mandato de cambio.

–Si logramos aprobar la reforma previsional, ése será uno de los cambios más relevantes en Chile; no es poco pasar de una pensión mínima de 42 lucas a una de 75. Sólo piensa en la persona, en el hombre de carne y hueso mayor de 65 años que recibe 42 mil pesos –y hay gente haciendo cola para acceder a esas 42

lucas–, cuando tenga garantizados los 75 mil. Es una transformación brutal.

El candidato

–Usted dijo que Expansiva, donde están los criticados técnicos liberales, ni siquiera es un grupo de influencia, y que no se metería ni aunque lo invitaran. ¿Cuál es su diferencia con Expansiva?

–¿Por qué yo no iría? Porque tengo una concepción del desarrollo del país más centrada en los elementos redistributivos. No me cuadra, por ejemplo, y hago la autocrítica, que tú y yo estemos subsidiando con un 65% del IVA a la persona que este domingo se va a comprar un departamento en La Dehesa por un millón de dólares. ¿Cuánto le costó al fisco el año pasado la exención del IVA a la construcción? 460 millones de dólares, y eso equivale a dos tercios el presupuesto del Ministerio de Vivienda. No me cuadra, no más.

–Javier Couso, director de Expansiva, dijo que usted estaba hablando como en los potreros.

–Mi única preocupación por los potreros es que Wanderers no vaya a Segunda División.

–Expansiva ha ganado protagonismo por el momento que vive Andrés Velasco, un economista brillante que ha logrado poner en su contra a buena parte del oficialismo. ¿Cuál es la debilidad del ministro de Hacienda?

–Jamás se la voy a decir por los diarios.

–¿Cuánto pesa Expansiva dentro del PPD?

–Ellos son bienvenidos, hacen su aporte en un partido diverso cuyas matrices son el socialismo democrático, el cristianismo popular y el liberalismo democrático.

–¿No actúan como grupo de poder?

–No los he visto. No he visto ningún presidente comunal del PPD que sea de Expansiva.

–A propósito de las declaraciones de Jorge Schaulsohn de que Chile Primero podría apoyar candidatos de la Alianza, Sergio Bitar dijo que éste se había dado vuelta la chaqueta. ¿Está de acuerdo?

–Jorge Schaulsohn y Fernando Flores, al tomar la decisión de crear este movimiento, están fuera de la Concertación. La gente tiene derecho a entrar a la Concertación y a salirse de la Concertación. Y el PPD tiene que reforzar su unidad; por eso se definió la más grande transformación estatutaria del partido, que tiene que ver con elección de dirigentes y candidatos. Además, expresamos la voluntad de tener un candidato único de la Concertación.

–¿Candidato sin nombre? Porque Bitar ya se está autoproclamando.

–Sería absolutamente contradictorio decir que no es bueno para el Gobierno adelantar la campaña presidencial, y al mismo tiempo levantar un nombre cuando llevamos un 28% del mandato de Bachelet.

–Pero el hecho objetivo es que la carrera presidencial ya partió.

–La decisión que tomó el PPD, de decirle a sus socios que nosotros vamos a estar en la mesa con un candidato, pero no tenerlo con nombre y apellido hasta dos años más, es consistente con ese planteamiento. Es cierto que se adelantó la carrera, pero cuando percibes que eso causa daño a la tarea colectiva, retrocedes.

–Pareciera que Insulza está lanzado, no retrocediendo.

–Él dijo que iba a tomar la decisión el último trimestre de 2008. No hay ningún candidato en la Concertación que no tenga conciencia que si se levanta a destiempo atenta contra su propio éxito, porque está horadando al Gobierno actual.

–Camilo Escalona dice que el PS apoya a Insulza porque Lagos es militante del PPD. ¿No debe proclamar el PPD a su candidato natural?

–Lagos es del PPD, del PS, de la Concertación en su conjunto. Que florezcan mil flores, ¿pero cuál ha sido la sabiduría de la Concertación?: elegir, en el momento adecuado, al hombre o la mujer más competitivo para ganarle a la derecha.

–Y el corazón de Francisco Vidal, ¿está con Insulza o con el “Capitán Planeta”?

–No voy a decidir entre los dos. Tengo afecto por los dos, historias distintas con los dos, y los dos son grandes liderazgos.

–Le estoy preguntando por su corazón.

–Tengo el corazón partío, como dice la canción. LND

No hay comentarios.: