jueves, 30 de noviembre de 2006

JORGE SCHAULSOHN PASA REVISTA A LOS RESULTADOS DE LA CUMBRE DEL PARTIDO POR LA DEMOCRACIA (PPD)

La Nación
30.11.2006

“Los líderes tienen que estar sometidos a un estándar superior al del común de los mortales”

El ex diputado Jorge Schaulsohn es uno de los líderes de la disidencia dentro del PPD y secunda la plataforma que ha lanzado el senador Fernando Flores. Desde ese lugar crítico a la mesa y al girardismo, el también ex presidente evalúa los resultados del reciente consejo general y asegura que la agenda de cambios se impuso.

-¿Por qué el florismo aceptó mantenerse en el partido?

-Por algo bien sencillo: una abrumadora mayoría de los consejeros expresó en forma inequívoca que compartía plenamente el diagnóstico que habíamos hecho con Fernando y otros sobre la situación del PPD, exigiendo cambios muy profundos y radicales. Además con compromisos de que las personas que habían incurrido en conductas irregulares o contrarias a la ética tenían que asumir su responsabilidad. Lo notable de todo esto es que mucha gente que tradicionalmente pertenece a ciertos grupos dentro del partido se sobrepuso a esa situación en el transcurso del evento y terminó expresando una disposición muy clara a favor de nuestros planteamientos.

-¿Se logró la paz o sólo se trata de una tregua momentánea?

-Éste no es un problema ni de tregua ni de paz, sino de cumplir los compromisos que se tomaron.

-¿Con qué criterio van a medir que se cumpla lo comprometido durante el consejo general?

-Con que haya hechos y no palabras. Que no basta con declaraciones, con formar comisiones, como la que se hizo el año 2000, que dirigió José Zalaquett, de la cual emergió un código de ética muy claro y que se lo pasaron por el trasero los dirigentes. La cosa es clara: debe haber un cambio. Ésa es la responsabilidad que tienen Sergio Bitar y su directiva.

-¿Usted cree que salió dañado el liderazgo de Bitar en este conflicto?

-El liderazgo de Bitar se juega en el transcurso del próximo año. Si es capaz de hacer las reformas que el PPD necesita para poder proyectarse como una fuerza política, automáticamente se va a fortalecer. Si él no es capaz de cumplir esa tarea y sucumbe a las presiones o actúa con debilidad, su liderazgo se va a empequeñecer. En el fondo, está en un trance en el cual su futuro político depende de la capacidad que tenga de satisfacer la exigencia y la demanda de limpiar el partido.

RESPONSABILIDADES

-En caso de que ello no ocurra, ¿van a pedir que se reconfigure la mesa o prefieren salir del partido?

-Eso se verá. Lo que está claro hoy es que nosotros vamos a respaldar a Sergio si él verdaderamente se compromete sin ambigüedades con este esfuerzo. Vamos a ser intransigentes para que el mandato que emanó del consejo general se lleve a cabo.

-¿Se dan algún plazo para lograr eso?

-Como es una tarea muy difícil, no podemos hablar de plazos. Pero lo que aparece nítido es que el PPD es como un enfermo muy grave al que ya se le ha hecho su diagnóstico. Y hay cura, pero ésa hay que aplicarla y va a ser dolorosa, porque no puede seguir todo igual. No podemos seguir hablando de desprolijidad en la rendición de cuentas de campaña. Cuando se compra una factura falsa para engañar al fisco, eso no es una desprolijidad, eso es un engaño y amerita, como dijo el profesor Carlos Peña, que se asuman las responsabilidades sin esperar que la justicia determine si esa falta gravísima a la ética cabe o no dentro de un tipo penal efectivo.

-¿Un “caiga quien caiga” ético?

-En todas las democracias del mundo los líderes tienen que estar sometidos a un estándar superior al del común de los mortales. Por eso es que las responsabilidades políticas deben ser asumidas. La directiva y el Tribunal Supremo son los encargados de que esa responsabilidad se asuma ahora.

-¿Qué actitud esperan ustedes entonces de Guido Girardi?

-Lo que corresponde es ver la actitud que van a tomar la directiva y el Tribunal Supremo. Los hechos ya están sobre la mesa y no hay misterio. Sólo detalles que aún falta por conocer.

-Hay una lectura de que el sector de Flores tuvo temor de irse porque, en el sistema actual, no estar bajo el paraguas de un partido es políticamente inviable.

-Primero hay que ver de qué paraguas se trata, porque hay algunos que protegen bien de la lluvia y otros que no… Pero como dijo el propio Fernando en la conferencia que dimos para anunciar la creación de Chile Primero, el foro movimiento que vamos a desplegar a través del país, nosotros queremos al PPD y queremos que se fortalezca. Ése ha sido siempre nuestro único objetivo.

-Pero hay muchos dirigentes que piensan que el florismo busca quebrar al partido para formar otro referente.

-Cuando se levantó un grito de denuncia y de compromiso con la probidad no fue para debilitar ni destruir al partido, sino para salvarlo. Si el PPD hace lo que tiene que hacer y sigue el mandato del consejo general, puede emerger más fuerte que antes. Ése era nuestro propósito esencial, romper con una cultura del conciliábulo. Eso requería de medidas muy enérgicas y por eso se actuó de la manera que se actuó. No había otra.

-Cada vez que usted está involucrado en algún conflicto se habla de que busca armar una corriente de corte liberal. ¿Existe espacio para un referente de ese tipo en el mapa político?

-Acá no hay un tema de carácter ideológico, sino de ética y probidad. De hecho, de los que trabajamos con Fernando, la gran mayoría adhiere a una visión de centroizquierda o izquierda dentro de los alineamientos internos del partido. El problema ideológico es completamente secundario, porque primero hay que tener un partido transparente, limpio y digno. Eso es fundamental. No se pueden discutir ideas dentro de un partido que no tiene estándares de probidad como los que exigen los ciudadanos hoy.

RELACIONES

-¿Qué evaluación hace de la relación del PPD con el resto de los partidos de la Concertación?

-El PPD no es un partido que tenga malas relaciones con los aliados. Francamente, en el momento que estamos viviendo el tema de las relaciones entre los partidos de la Concertación no es fundamental. Lo esencial es que la administración de la Presidenta Michelle Bachelet tiene que pasar a la historia como el Gobierno que le dio el bajo a la corrupción en el país y que cambió el rumbo de la Concertación hacia un compromiso con la probidad. Aquello, que estaba en sus inicios, se ha ido perdiendo en el transcurso del tiempo.

-¿La crisis debería replantear la relación con el PS, que hoy es más de corte electoral?

-Ese es un debate que el partido también tiene que hacer. No comparto las opiniones de que los problemas del PPD se deben a que es un partido que no tiene ideas, que es instrumental. Más bien creo que tiene ideas muy fuertes y que ha fortalecido una visión de país durante estos años.

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