lunes, 20 de noviembre de 2006

SALVEMOS AL PPD, POR CHILE, POR NUESTRA DIGNIDAD

Nuestro partido atraviesa por una profunda crisis. Es la más grave que hemos vivido, porque esta en entredicho la credibilidad del PPD frente a los ciudadanos. La acumulación de malas prácticas internas, el resquebrajamiento de sus bases éticas y una forma equivocada de entender la actividad política nos están pasando la cuenta.

El PPD tiene una crisis de identidad frente a la sociedad chilena.

En las últimas semanas personeros del PPD se han visto involucrados en hechos deleznables. No es la primera vez que ocurre; por ello la situación es aun más delicada. Ellos se suman al caso de las cartas financiadas con fondos de la Cámara de Diputados y al caso Coimas, que significaron la expulsión de varios militantes, el desafuero de un diputado y la renuncia anticipada del entonces Presidente del partido. También en ese entonces renunció al PPD el Senador Avila y se desgastó ante el país el estilo mediático y denunciador. La pérdida de poder e influencia del PPD fue finalmente consagrado con el gesto explícito de malestar que hizo el Presidente Lagos al sacar del gobierno a varios funcionarios del PPD.

No fuimos capaces en ese entonces de conjurar a tiempo, con energía y determinación, los peligros que se cernían sobre el partido. No fuimos capaces de asimilar las enseñanzas de esos golpes ni la naturaleza de las causas que generaban esos graves errores.

Hoy la crisis estalla por la conducta insólita de operadores políticos PPD instalados en las altas esferas de una institución publica con manejo discrecional de recursos fiscales, las imputaciones de aprovechamiento ilícito de los planes de empleo con fines electorales y una rendición de cuentas de gastos de campaña que, por decir lo menos, es desprolija.

Pero el problema es, otra vez, más de fondo. Tiene que ver con una cultura clientelista que ha contagiado al partido y por un nuevo tipo de clientelismo interno, donde las lealtades ya no están basadas en coincidencias políticas sino en la dependencia laboral. Se ha generado un “mercado” en el que se ofrece trabajo en el Estado como recompensa o se priva de él como represalia. Este es el caldo de cultivo en que los militantes y dirigentes son abusados y manipulados, reducidos en ocasiones a una especie de dependencia indigna de un partido progresista.

Por eso, la responsabilidad recae en los líderes más que en los militantes. La imagen del PPD indeleblemente ligada a un encapuchado que arranca de la prensa para luego aclarar que “yo soy PPD y pienso como PPD” es el fruto enfermizo y tangible del deterioro que se vive en el partido. Ese vergonzoso episodio refleja una cultura política enferma.

Recuperar el prestigio perdido no será fácil, puede demorar años. No se va a arreglar con medidas cosméticas, con una mera declaración pública o con una lista de medidas. Si eso ocurriera, la sensación de la gente puede ser, al final, que son solo palabras.

Requiere un cambio de actitud, de un cambio ético; vale decir, un cambio de nuestras prácticas y un compromiso auténtico de los líderes de que van a actuar de otra manera.

Las preguntas que tenemos que hacernos son ¿cómo desterramos estas prácticas? y también ¿qué reformas mínimas tenemos que ejecutar para salvar al PPD?

Fijemos un camino, porque hay que restablecer un ethos democrático y progresista al interior del partido, para sanear al PPD:

Debemos partir por una autocrítica profunda, y pública. Tiene que haber reconocimiento. Solo sobre la base de la verdad y la transparencia saldremos adelante.

Podemos sentirnos orgullosos de que conjuramos el peligro de las defensas corporativas, porque lealtad y la solidaridad no son valores que se puedan invocar para resguardar un abuso de poder o generar impunidad.

Debemos hacer modificaciones estructurales que hagan que las practicas corruptas, tales como el acarreo, la compra de votos internos, militantes fantasmas que solo aparecen a la hora de votar sin saber cómo ni por qué, ofertas de cargos públicos a cambio de apoyos, dejen de ser posibles.

Revitalizar nuestros compromisos políticos, de modo que seamos un conglomerado de ideas y no de meros intereses. El espectáculo de nuestros parlamentarios tomando posturas opuestas en temas relevantes de la agenda política, social y valórica debe terminar. Unos dan conferencias de prensa apoyando el aborto y otros lo condenan; unos apoyan a Chávez y otros lo denostan; unos se declaran partidarios del matrimonio entre homosexuales y otros en contra.

El PPD tiene que ser un partido de militantes, de ciudadanos activos, de personas comprometidas con un ideal. No podemos seguir teniendo militantes fantasmas, pasivos, que no tienen un compromiso real con el partido. Tampoco podemos seguir tolerando pasivamente que haya militantes mercenarios que se venden para campañas electorales de la derecha. O hay un compromiso ético con los valores del partido o no se es del PPD.

En otras palabras, proponemos encarar un cambio político, organizacional y cultural de la misma envergadura que aquel que permitió en Chile terminar con el cohecho en los años 50, cuando se instauró la cedula única electoral.

Toda labor pública de un militante debe basarse, primero, en una lealtad a Chile y al pueblo. Esto significa actuar con un estilo de honestidad, generosidad y grandeza, de gente que pensamos en Chile antes que en intereses personales y que estamos en el PPD porque compartimos valores básicos, no por ambiciones personales, de fama, de poder, de cargos o negocios.

Tenemos que encarar esta crisis, sincerar nuestros graves errores y hablar francamente entre nosotros. Sólo de ese modo podremos salvar al PPD de este trance y recuperar nuestra credibilidad ante los chilenos.

El PPD es necesario:

En los últimos años Chile ha avanzado mucho. Podemos sentirnos orgullosos de lo que hemos hecho por Chile. Pero aun queda un largo camino por recorrer para tener una sociedad con más igualdad, justicia social y cohesión social.

Chile avanza al desarrollo con inclusión social o puede perder de nuevo su oportunidad de ser un país avanzado.

Por ello es más necesaria que nunca una fuerza progresista y moderna. Nosotros representamos a la izquierda del siglo XXI, que lucha por la dignidad de las personas, a partir de la igualdad de oportunidades, de democratizar la capacidad de crear riqueza, de transferir derechos y poder de decisión a las personas y de cultivar una ética de integridad y solidaridad.

En estos momentos de adversidad tenemos que recordar nuestro espíritu fundacional y ser leales con la impronta que tuvimos cuando creamos el PPD junto a Ricardo Lagos.

Propuestas al Consejo Nacional

1.- Tribunal Supremo

Designar un nuevo Tribunal Supremo en el Consejo Nacional, bajo una nueva modalidad, que sea considerada como una reforma estatutaria. Esta debiera ser:

a) La Directiva Nacional presenta al Consejo Nacional una lista de 7 nombres titulares y 3 suplentes;

b) El Consejo Nacional vota la propuesta, no por las personas individualmente consideradas;

c) Se requerirá de los 2/3 del Consejo Nacional para su aprobación.

2.- Comisión de Etica

Reactivar la Comisión de Etica, encargada de analizar y emitir pronunciamientos sobre las conductas de los militantes, dirigentes y parlamentarios cuando corresponda. La Comisión de Etica podrá sugerir medidas correctivas, tales como reconocimiento público de situaciones reñidas con la ética.

Se aplicará el mismo procedimiento de elección que en el Tribunal Supremo.

3.- Comisión de Servicio Público:

Crear y establecer en los Estatutos una Comisión de Servicio Público, de carácter político y técnico, cuya función será calificar a los militantes e independientes que el PPD propondrá para los cargos públicos, a nivel central, regional y municipal, debiendo fundamentar las propuestas que se entreguen; elaborar las ternas o quinas para cargos públicos que se le soliciten al PPD; realizar un seguimiento al desempeño de las personas nombradas y asumir la responsabilidad por la formación política y ética de las personas que se desempeñen en las funciones públicas o aspiren a ellas.

Habrá una Comisión Nacional y Comisiones Regionales de Servicio Público, que tendrán una responsabilidad descentralizada.

La elección de sus miembros se hará del siguiente modo:

a) La Directiva Nacional presentará al Consejo Nacional una lista de 7 nombres titulares y 3 suplentes;

b) El Consejo Nacional vota la propuesta, no por las personas individualmente consideradas;

c) Se requerirá de los 2/3 del Consejo Nacional para su aprobación;

d) El equipo de profesionales que trabajarán con la Comisión en su labor técnica, será designado en base a una proposición unánime de los miembros de la Comisión y aprobada por la Comisión Política del partido.

4.- Cargos de Elección Popular:

Todos los candidatos a cargos de elección popular serán designados por medio de un sistema abierto y participativo, que incluirá:

  1. Inscripción Anticipada de Candidaturas, con a lo menos un año de antelación a la fecha de las elecciones;
  2. Proceso de Búsqueda de Consenso o Arbitraje en caso de que haya más candidatos que cupos;
  3. Primarias ciudadanas y abiertas en casa comuna, distrito o circunscripción, si no se produce un acuerdo entre candidatos.

5.- Sistema Electoral:

  1. Las Directiva Nacional del PPD debe ser electa sobre la base del principio de un militante un voto, con sujeción a un estricto criterio de proporcionalidad y sobre la base de listas, resultando electos los con mayor votación dentro de cada lista hasta alcanzar el numero que proporcionalmente les corresponda;
  2. El Presidente, Secretario y Tesorero deben elegirse en listas;
  3. La Comisión Política estará integrada por los mas votados de cada lista en la proporción que a cada una de ellas corresponda;
  4. Los Vice-Presidentes serán designados por la Directiva Nacional;
  5. La Directiva Nacional estará integrada por 100 miembros elegidos nacionalmente y los 13 presidentes regionales.

6.- Medidas sobre el Padrón de Militantes:

  1. El PPD efectuara un total y completo refichaje de sus militantes, hasta el 30 de Junio de 2007. En cada comuna y regional se elaborará un listado de los militantes activos, suscritos por las directivas regionales y las autoridades electas del partido, a más tardar el 31 de Marzo de 2007.
  2. Para ejercer los derechos militantes se exigirá la firma de una declaración de adhesión a los principios y valores del PPD y un compromiso político o ciudadano activo;
  3. Encargar al Tribunal Supremo una revisión rápida de todos aquellos casos de militantes que han colaborado en campañas de partidos o candidatos de derecha, para decretar su expulsión del PPD.
  4. Contar con un padrón abierto y con una publicación actualizada de todos sus miembros.

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