lunes, 15 de enero de 2007

14.01.2007

El mercurio
El Mercurio
14.01.2007


"Que se vayan a la cresta", dice un destacado profesional del PPD que luego de apoyar financieramente en varias oportunidades a su colectividad y tener un activo rol en los primeros tres gobiernos concertacionistas, ahora mira desde lejos e indignado la profunda crisis en que está el partido.

La capacidad de convocar a sectores tan disímiles, y pregonar que no tenía los lastres históricos de las colectividades de izquierda tradicionales, fue uno de los mayores atractivos del PPD. Algo que -por lo demás- le permitió reclutar en sus filas a una nómina de destacados profesionales jóvenes que fue la envidia de los otros partidos, y que tiene entre sus integrantes a los responsables de las principales reformas de Estado implementadas en estos 18 años de Concertación (ver recuadro).

José Joaquín Brunner, Eugenio Tironi, Jorge Marshall, José Zalaquett, Blas Tomic, Ernesto Ottone, Pilar Armanet, Nicolás Eyzaguirre, Mario Waissbluth, Hernán Sandoval, son algunas de las "mentes brillantes" que transformaron al PPD en un partido de gran influencia y protagonismo.

Sin embargo, desde que comenzó el caso Girardi, todos ellos han brillado por su ausencia y no existe indicio o dato alguno de que hayan realizado gestiones paralelas para evitar que su joven partido no quede hecho pedazos entre tanto escándalo político y judicial que lo azota desde octubre.

Negro pronóstico

La mayor expresión de desaliento fue la columna de este martes de Eugenio Tironi en "El Mercurio", donde prácticamente le da la extremaunción al partido: "¿Es posible un acuerdo entre los grupos en conflicto y restablecer la confianza de sus adherentes y de la ciudadanía? No; lamentablemente, no. El PPD vive un estado de descomposición que no tiene vuelta atrás".

El diputado Jorge Insunza, vinculado al sector del senador Fernando Flores y que ha jugado un rol activo durante esta crisis, cree que ninguno de estos profesionales tiene interés en ensuciarse las manos interviniendo en esta difícil coyuntura.

"Ellos están mirando, no han ejercido ningún tipo de liderazgo porque de lo contrario habrían contenido la crisis. No quieren mancharse con lo que está ocurriendo, y miran de lejos porque saben que el PPD todavía no toca fondo, y porque el escenario irá complicándose aún más a medida que trascurran los procesos judiciales", explica Insunza.

Prueba del cuidado o distancia que mantienen estos personajes es que evitan hablar del tema, y piden ocultarse en el off the record para realizar comentarios porque no quieren aparecer haciendo política, vinculándose al partido.

Todos son enfáticos en que no han realizado ningún tipo de reunión para analizar la coyuntura y en descartar cualquier tipo de contacto con la dirigencia del PPD o los involucrados. José Joaquín Brunner habría comentado con Tironi la situación cuando coincidieron a mediados de diciembre en un encuentro de Paz Ciudadana, al igual que lo hicieron Blas Tomic con otros compañeros de partido cuando se encontraron en una actividad oficial.

El caso de José Joaquín Brunner es el que más afectó a este selecto grupo. Todos declaran su malestar ante las declaraciones de Jorge Schaulsohn que involucraron directamente al ex Secretario General de Gobierno de la administración Frei en su denuncia del financiamiento de partidos con gastos reservados. Finalmente, la decisión -esta semana- de Schaulsohn de inculpar en la entrega del dinero al ex jefe de gabinete, Carlos Eugenio Beca, fue interpretada por algunos como una manera de aminorar el daño ocasionado al ex ministro y amigo.

En la corta historia del PPD existen algunas oportunidades donde el grupo de las "mentes brillantes" tuvo actuaciones clave en situaciones complicadas, tomando cartas en el asunto para evitar males mayores.

En 1993, luego que Ricardo Lagos lideró un movimiento para terminar con las dobles militancias PS-PPD que se habían permitido bajo el perfil de "partido instrumental", estalló simultáneamente el escándalo que afectó al entonces ministro Víctor Manuel Rebolledo.

En esa ocasión, este grupo -al parecer liderado por Brunner- exigió que se tomaran medidas drásticas con Rebolledo e incluso amenazó con no inscribirse en la colectividad. Esto habría sido uno de los elementos que motivó la expulsión del ex Secretario de Estado, hoy impedido de ejercer cargos públicos.

Eugenio Tironi tuvo menos suerte cuando intentó participar activamente en su partido. Tras abandonar La Moneda en diciembre de 1992, Tironi habría tratado de intervenir -junto al entonces militante Mario Wainsbluth y otros- en la redacción de los estatutos del partido. No hubo caso y, según consigna un informe de la Comisión de Ética de 1998, "el texto (de Estatutos del Partido) que hoy circula, dado a conocer y plebiscitado en abril de 1994, nunca culminó su tramitación legal".

El abogado José Zalaquett, hombre clave en toda iniciativa de derechos humanos que ha impulsado la Concertación, sólo habría aceptado tener una vida partidaria más activa en casos especiales que le encomendó la dirigencia.

La última vez que Zalaquett estuvo en una actividad fue a finales de noviembre pasado con motivo del Consejo Nacional. Sergio Bitar le pidió que expusiera sobre ética, y el abogado aprovechó de dar un duro discurso en que dijo haber presagiado lo que estaba pasando en el informe que redactó en 1998: "El PPD como proyecto político está estancado y en grave riesgo de frustrarse" (ver recuadro).

Entre los economistas del grupo, la participación en la primera línea partidaria fue siempre mínima. Es célebre la oportunidad en que, recién asumido como ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre tuvo que asistir a una reunión en la sede del PPD y no logró llegar porque no sabía la dirección.

Algunas explicaciones

Es justamente esta ausencia de la actividad interna la que facilitó la entrega del partido al caudillo de turno. Todos coinciden al nombrar a estos propietarios absolutos que tuvo la colectividad a lo largo de su corta vida: Erick Schnake, Sergio Bitar, Víctor Manuel Rebolledo, Jorge Schaulsohn y Guido Girardi.

Según un parlamentario PPD en ejercicio, la moneda de cambio entre estas "mentes brillantes" y los diferentes dueños o caudillos que tuvo el partido era la posibilidad de acceder a la elite a cambio del control de la máquina partidaria y los puestos en el Gobierno. "Girardi controlaba el partido, hacía la tarea sucia y a través de estos profesionales tenía garantizado entrar a las esferas de poder más exclusivas del país", explica.

El perfil de este grupo es de personas con gran prestigio y reconocimiento a nivel de sus pares e internacionalmente, muy bien calificadas -la mayoría con doctorados en el extranjero-, que valoran la seriedad y muy rigurosas en su trabajo. En este contexto, la posibilidad de entrar a la actividad como militantes, les resultaba impensable.

"Para estar metido en un partido se necesita vocación y yo no la tengo. Yo no podría ir a engañar a una vieja o andar acarreando gente en buses para las elecciones internas", explica enfáticamente un economista del grupo. "Mi interés es por las políticas públicas... no la política".

Un académico PPD señala que no piensa involucrarse en el actual momento del partido porque "tendría que parar las máquinas y dedicarme a salvar el PPD sin la seguridad de tener éxito... Para eso se requiere espíritu, dedicación, interés", agrega.

Para la mayoría de los integrantes de este selecto grupo, el PPD está en una fase terminal y luego de haber alcanzado el exorbitante 16, 5 % de los votos en las elecciones pasadas, comenzará a bajar su votación y a perder parlamentarios y funcionarios de gobierno paulatinamente hasta el punto "que va a terminar igual que el Partido Radical, con un 7 % que sobrevive sólo gracias a que es gobierno", sentencia categóricamente uno de ellos.

GRANDES REFORMAS A CARGO DEL PPD:

Derechos Humanos: José Zalaquett, abogado especialista en Derechos Humanos y militante del PPD, fue el ideólogo de las mayores iniciativas en la materia. En 1990, a pedido del ex Presidente Patricio Aylwin, organizó, en conjunto con Raúl Rettig, la Comisión Verdad y Reconciliación, primera recopilación e investigación sobre atropellos a los derechos humanos durante el gobierno militar. Cumplió similar rol en 1999 en la Mesa de Diálogo, que buscó antecedentes sobre los Detenidos Desaparecidos.

Educación: El PPD José Joaquín Brunner es, probablemente, el mayor experto nacional en esta área. Por eso ha estado presente en prácticamente todos los intentos de los gobiernos de la Concertación, de reformar la educación en Chile. En 1990 presidió el Comité Presidencial de Política de Educación Superior y en 1994 fue el líder del Comité Presidencial de Modernización de la Educación Chilena.

Economía: La Institucionalidad del Superávit Estructural del ex ministro de Hacienda Nicolás Eyzaguirre ha sido reconocida como una de las más importantes reformas macroeconómicas de los gobiernos de la Concertación. Consiste en que se estableció una meta del 1% del PIB, generando así más ahorro para el país.

Salud: El PPD Hernán Sandoval fue el elegido del ex Presidente Ricardo Lagos para liderar las investigaciones y propuestas sobre la Reforma a la Salud, que derivó finalmente en el actual plan AUGE.

Cultura: José Weinstein, como primer ministro de Cultura, lideró el proceso de consolidación del Consejo de la Cultura y las Artes.


CUANDO ZALAQUETT PRONOSTICÓ EL DESASTRE:

En abril de 1998, el abogado José Zalaquett entregó oficialmente al Consejo General del PPD el informe de la Comisión de Ética que le había encargado el entonces presidente de la colectividad, Sergio Bitar.

Un grupo de siete personas encabezadas por Zalaquett trabajó durante un año encuestando a los militantes y redactando el texto final, que deja constancia de la situación del partido y luego propone medidas urgentes que implementar.

El resultado fue lapidario: "El PPD como proyecto político está estancado y en grave riesgo de frustrarse". Leer hoy el documento es de especial relevancia porque la situación se mantuvo igual a la informada y se cumplió lo que pronosticaba.

Algunos de los puntos abordados:

"El sentimiento de desaliento e indignación de los militantes ante el estado crítico de la democracia interna partidaria, y frente a la generalización de prácticas éticamente reprobables, es muy intenso".

"Hoy cualquier persona puede ingresar al PPD, sin que se le exijan requisitos de fondo ni de forma. Un delincuente o infiltrado podría acceder fácilmente. O centenares de trabajadores de alguna obra, o miembros de un club deportivo, quienes recibieron algún beneficio, los que probablemente no están conscientes de su calidad de militantes".

"Se revela como necesario un efectivo control de las finanzas del partido, no sólo en su aspecto formal, como es el rol de la actual Comisión Revisora de Cuentas (que en la práctica no funciona), sino en lo relativo a las fuentes de financiamiento (tanto de las campañas electorales como del funcionamiento interno), la decisión y el destino de los mismos, y los eventuales compromisos adquiridos".

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