Hugo Mery
La nación
03.01.2007
El juicio sumario que terminó con la expulsión de Jorge Schaulsohn del Partido por la Democracia responde a las características de un tribunal de guerra instituido, en
este caso, en tiempos de corrupción. El vértigo de los acontecimientos desatados a partir del escándalo de Chiledeportes parecen haber atrapado particularmente al
partido que fundaran Lagos, Bitar y el propio Schaulsohn. ¿De qué otra manera puede entenderse una medida tan extrema, anormal y carente de todo sentido político?
“Ahora (el expulsado) tiene toda la libertad para hablar”, dijo ominosamente el presidente del PPD, Sergio Bitar, al comentar el fallo respectivo, y asegurar que él no vulneró el principio de libertad de expresión. Y es justo lo que ha hecho Schaulsohn con cuentagotas, entregando algunos nombres y reservándose otros de quienes intervinieron en los operativos para financiar a las tiendas oficialistas con fondos reservados del Gobierno.
¿Comedia del absurdo o drama de autodestrucción? Es lo que tendrá que dilucidarse cuando se aquieten las pasiones entrecruzadas y las sinrazones desatadas. Hoy sólo cabe conjeturar que al PPD lo cazó su propia historia, que se confunde con la de la Concertación. No es casual que la crisis de aquél arrastre al conjunto de la multipartidaria de que forma parte, porque es un compendio de sus fortalezas y yerros, debilidades y virtudes reversibles.
Se trata del miembro más emblemático de la fuerza gobernante por dos razones de origen: depositario de su fuego sagrado -el arco iris-, fue concebido como el partido único de la oposición a Pinochet, la que finalmente se aglutinó en una coalición llamada, no por casualidad, Concertación de Partidos por la Democracia. Cuando los decés y el PR desistieron de sumarse a la convocatoria unipartidaria de Ricardo Lagos, el PPD pasó a ser un referente instrumental para las elecciones de 1999, consolidándose luego como el arco de las alianzas: de la izquierda, con ex militantes socialistas, comunistas, radicales, del MAPU y la Izquierda Cristiana, y de la derecha democrática y republicana, para convertirse en una nueva opción de centro.
Del radicalismo provenía Jorge Schaulsohn, hijo de don Jacobo, un distinguido parlamentario de esa corriente histórica. Intelectualmente inquieto, independiente de juicio y original en sus enfoques, el joven abogado estuvo en el set de Canal 13 con Lagos, Carolina Tohá y el ex senador liberal Armando Jaramillo la noche del “dedazo” a Pinochet y se consagró como una de las figuras fundadoras del PPD. Convertido luego este partido en un archipiélago de señores feudales y protagonistas de los medios de comunicación, Schaulsohn -uno de ellos, diputado por dos períodos, presidente de la Cámara y de su colectividad- pagó la osadía de denunciar el sistema del que formó parte y salirse de él.
Después de privatizarse planteó -en entrevista que le hicimos en noviembre de 2001- un fenómeno de “transferencia ideológica” que, a su entender, se vivía en la ciudadanía: “en el lado derecho se valoran más la democracia y los derechos humanos y en el izquierdo ocurre lo mismo con el mercado y la eficiencia”.
Que esto se tradujese en un nuevo referente transversal, que aglutinara a quienes se sientan con la suficiente sensibilidad liberal compartida, es algo que Schaulsohn dejaba al tiempo, junto a su amigo y entonces socio Andrés Allamand, privatizado también, y con quien participó en varios encuentros académicos de la fundación laguista Chile 21 y en giras por el sur del país. Finalmente ambos volvieron a sus respectivos rediles.Se ha cargado a la cuenta del también ex candidato a alcalde por Santiago el haberse imbuido de una mentalidad empresarial y convertido en lobbista. Pero él ya desde 1993 venía planteando, por ejemplo, la privatización de Codelco. Si se trata de un neoliberal, no es el único en el PPD ni tampoco en la DC y el PS. Muchos no sólo han ocupado cargos estratégicos en los gobiernos de la Concertación, sino que después han puesto su experiencia y contactos al servicio del sector privado.
La intolerancia hacia Schaulsohn se manifestó sólo ahora, al denunciar éste una “cultura de la corrupción”. La ciudadanía tiende a ver su desalojo del oficialismo simplemente como la reacción de los dirigentes a quienes el ex diputado acusó. El costo político de la medida fue mejor visualizado por la Comisión de Ética recientemente creada en el PPD, cuyos miembros exhiben pergaminos que los de su Tribunal Supremo no tienen.
Mientras se realizan ingentes esfuerzos para salvar la crisis, Schaulsohn reverdece su idea de un nuevo referente, el que -pensaba en 2002- no tendría necesariamente una estructura partidista tradicional. Serán corrientes progresistas -nos dijo entonces- que se moverán para responder a la necesidad ciudadana de levantar las banderas de todas las libertades, más allá de las ciudades amuralladas que son las actuales coaliciones. ¿No se asemeja harto a eso el referente Chile Primero que el senador Flores lanzará este viernes, en un acto donde Schaulsohn será uno de los principales oradores?
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