domingo, 7 de enero de 2007

“Lo más probable es que me vaya del PPD”

La Nación
07.01.2007

“Soy el militante número cuatro del PPD, así que me siento medio excluido en mi casa”, afirma vehemente este periodista de profesión –con un magíster en Ciencia Política en la UC y otro en Economía en Wisconsin–, ex alcalde de Rancagua y ex presidente de la juventud del Mapu, que anda sobre los 40 años. “Empecé luchando contra la dictadura como jefe de la pastoral juvenil de mi diócesis. Soy hijo de un obrero de El Teniente y de una profesora de arte, mi abuelo era comunista y mi papá DC, pero yo vengo del mundo cristiano. En 1988 abandoné varios trabajos para irme de subeditor nacional del ‘Fortín Mapocho’, además de ser subcoordinador del Comando del No Juvenil”, cuenta, sentado en una banquilla de madera, mientras el calor derrite las neuronas y la idea de la siesta se aparece como un espejismo en el desierto. Son las 15 horas del viernes y en un rato más empezará aquí, en El Canelo de Nos, el lanzamiento de Chile Primero, el nuevo chiche del senador Fernando Flores.

El rumor es que Valenzuela y Flores se van del partido, cuyo militante número uno es el ex Presidente Lagos.

–¿Te vas del PPD?

–Es lo más probable. Así como fui el único diputado que en su momento no votó las leyes contra la libertad de expresión, no voy a tolerar que, más allá de que uno tenga matices con los dichos de Schaulsohn, se haya hecho un juicio sumario por opiniones políticas duras, cuando en la historia del PPD muchas personas se han apartado de la línea política. Hace poquito no más, Girardi apareció un día con la Soledad Alvear llamándonos a votar por Guatemala, cuando la línea del partido era apoyar a la Presidenta y no al país propuesto por los gringos. Y Girardi no tuvo siquiera un tirón de orejas.

–Si tú te vas, ¿se quiebra la disidencia a la mesa de Bitar?

–No sé si se puede hablar de quiebre, hay que tolerar a los que creen en el largo camino de intentar revertir las cosas en el PPD. Pero yo creo en la centro-izquierda, y no me parece que los partidos sean religiones o fetiches. Lo que a mí me pasa es que me siento muy conmovido emocionalmente, no le creo a la actual mesa, porque a ese mismo Tribunal Supremo que expulsa a Schaulsohn le hemos pedido reiteradamente que expulse a militantes de mi región que son mercaderes de la política. Hay un grupo de 10 personas que han trabajado a sueldo para campañas de otros partidos, y lo que hay es una total impunidad.

–¿Por qué esa impunidad?

–Porque es un tribunal que maneja a su antojo la mayoría oficialista del PPD.

–Se te ve actuando en política desde lo emocional.

–No, esto tiene una racionalidad, soy un disidente hace rato, en el PPD llevamos buen tiempo tolerando la manga ancha con las malas prácticas. Segundo, yo no creo en este modelo económico de la Concertación, que es un pacto entre los grandes grupos económicos –muchos de ellos al servicio de materias primas monopólicas–, y un Estado socialdemócrata que hace sólo una de sus tareas, que es generar redes de asistencialidad y de protección social. Pero este no es un modelo de centro-izquierda democrática moderna en el que hay descentralización, en que hay un Estado mucho más proactivo pero a la vez menos clientelar. Y tercero, yo fui jefe del área de descentralización del programa de Lagos, y la Concertación no ha querido descentralizar y generar autonomía regional como lo ha hecho toda la centro-izquierda en el mundo. Eso parte de los elementos reaccionarios, conservadores y de control social que hay en la Concertación.

–¿Qué personajes representan ese conservadurismo de la Concertación?

–Varios…

–¿Lagos?

–Lagos fue un Presiente repotente, pero de repente es como Balmaceda. Tiene que entender que el presidencialismo extremo no es bueno, que parte del rol de la centro-izquierda es dar poder a otros, difundir poder. Está bien que uno vea la concentración de la riqueza en Santiago, pero dejen a las regiones tener parte de los impuestos, elegir sus autoridades, poder hacer sus centros culturales y planes de transporte. ¡Pero en regiones no se hacen esas cosas, y tampoco se les da autonomía para que las hagan! ¿Por qué la derecha no gobierna algunas regiones? ¿Por qué la izquierda extraparlamentaria tampoco? ‘Cómo vamos a entregar poder si la derecha tiene toda la plata’, me han dicho, siempre con el cuento del empate. ¡Y lo que pasa es que les gusta controlar a los gobiernos regionales para controlar a los operadores! Hasta el PRI toleró que se eligiera al alcalde mayor en Ciudad de México, y la Concertación no lo permite.

–¿Que te vayas del PPD significa que no quieres repostular a la Cámara?

–Eso depende.

–Pero fuera de la Concertación no tienes posibilidades reales.

–¿Y qué importa? Eso es algo que determinarán los ciudadanos, no me muevo en la vida con miedo. Yo me enfrenté a una dictadura, estuve preso ocho veces, detenido siete, hartas veces fui golpeado. Aprendí a ser disidente. Hay una parte de la Concertación que es notable, pero otra es muy opaca, muy gris, le gusta el control…

–¿Qué posibilidad tiene un movimiento pequeño si, según el CEP, la gente se inclina por pocos partidos y grandes bloques?

–Nosotros no nos movemos por las encuestas. Tenemos una angustia por las malas prácticas en los partidos. Por cuarto año, Chile crece menos que la economía mundial y mucho menos que la economía latinoamericana, vemos que la desigualdad es estructural, no hay saltos cualitativos, no hay dinamismo en las regiones, no hay una izquierda moderna, hay mucho chaqueteo. Incluso hay retrocesos; a comienzos de la transición era bien visto que gente de la centro-izquierda tuviera emprendimiento, operaciones público-privadas, y hoy eso es visto como un pecado. El único héroe de la Concertación para los jóvenes es el jefe de gabinete, su norte es ser funcionario público. Eso queremos cambiarlo.

Coqueteo con la derecha

–Acusaste a la dupla Bitar-Auth de cometer un crimen político al expulsar a Schaulsohn. ¿Por qué?

–Crimen total. Auth instó públicamente a la expulsión, no hay separación de poderes en el partido. Auth, además, basureó a Schaulsohn de ser un tipo vendido a las empresas, cuando debe ser uno de los pocos de la Concertación que no vive del Estado. Y en este plano hay que hacer distinciones: una cosa es coimear, otra es cooptar el Estado, y otra es tráfico de influencia. Schaulsohn no es dirigente formal ni parlamentario hace muchos años, ni es funcionario del Estado. Hay una gran incongruencia porque amigos de Pepe Auth fueron lobbystas de la empresa que ganó la licitación para el casino en San Francisco de Mostazal y que involucra 80 millones de dólares. Y ahora culpa a Schaulsohn como si fuera un gran delito hacer lobby para ciertas empresas.

–¿No cometió Schaulsohn ningún error, entonces?

–Yo tengo mis matices con Schaulsohn. En primer lugar no soy liberal, creo en los sindicatos, en Chile Primero participa la Central Autónoma de Trabajadores. Los países desarrollados son de empresas grandes, un Estado proactivo y sindicatos grandes. La segunda diferencia es que no creo que toda la Concertación tenga una ideología de la corrupción; él precisó después y dijo que había sectores de la Concertación que entraron a una cultura que justifica la corrupción y las malas prácticas, y en eso dice la verdad. Y él no es un delator, porque admite que fue parte de eso. Yo el año ’96, siendo alcalde Rancagua, denuncié un intento de coima brutal con 30 millones sobre la mesa.

–¿De parte de quién?

–De parte del poder, y mandé mensajes. Fue una empresa de basura que tenía vínculos con la derecha y con sectores de la Concertación.

–Hablando de corrupción, una de las patas está en el maridaje entre lo público y lo privado, cuestión de la que algunos acusan a Schaulsohn.

–Todo eso es una pura huevá. ¿Qué pecado hay en que las personas tengan emprendimiento? Lo importante es que no anden coimeando, que no hagan negocios mientras estén en roles estatales. Schaulsohn tiene oficina de abogados en Nueva York y no anda visitando a sus parientes allá. ¿No estaremos metidos en el chaqueteo, la vulgaridad, el hacer juicios al voleo y no hacer distinciones?

–Camilo Escalona acaba de criticar a Viera-Gallo por su rol de abogado de las autopistas en el episodio del aumento de tarifas del TAG.

–¿Camilo es dueño del Estado? ¿Sólo vale trabajar en el sector público? Obvio que hay que poner límites, hay un área que hay que precisar, eso lo comparto, pero acá hay unos señores que hablan como si fueran dueños del Estado y de la pureza. Además, el poder es efímero. Cuando salgan del Estado van a decir: chuta, no es fácil mantener una empresa donde no está asegurado el sueldo a fin de mes.

–¿Hubieras quedado conforme si junto a Schaulsohn expulsan a Girardi?

–No es el punto. La suspensión momentánea me parece lo justo, soy más garantista en eso. Schaulsohn es una víctima de un aparato autoritario, el resto es morigerar la verdad.

–¿Es Schaulsohn una víctima o esto le cae como anillo al dedo para cerrar su negocio con la derecha liberal?

–Es mentira eso. Cuando el año ’95 el PPD dejó de ser un partido instrumental, aquí, en este mismo lugar, se dijo: el PPD va a rescatar las ideas socialdemócratas, la tradición socialista democrática, los aportes del socialismo progresista y los aportes del liberalismo progresista. Estos dos últimos somos como una especie de parias en el PPD. Una cosa es ser un partido laico y otra ser anticlerical, y eso comenzó a meterse muy fuertemente. Ahora resulta que la gente que tiene vínculos liberales o que está en el sector privado se encuentra en pecado. Ya, Schaulsohn tuvo una oficina de abogados con Allamand. ¿Y acaso Bitar es derechista porque está en el consejo de Paz Ciudadana con Edwards? ¿O porque tiene una sobrina que fue jefa de la campaña de la derecha, o porque tiene negocios privados? Cuando Auth creó su consultora de comunicaciones asesoraba a candidatos de la derecha en los 90’. ¡Qué regresión idiota es la que se está dando!

–¿No crees que Schaulsohn se sume a algún partido de la derecha o a su candidato?

–Yo creo que no, él tiene un profundo desprecio por la derecha dura, la combatió, se jugó la vida en momentos difíciles.

–Y tú, ¿bajo ninguna circunstancia te sumarías a la derecha?

–No, pero no dividamos el país en los buenos y los malos de hace 20 años. Yo estuve hablando con muchos jóvenes críticos de la Concertación y muy críticos de la Alianza y la derecha dura. Muchos de ellos son de ideas liberales, que se podrían calificar de centro-derecha. Pero también son más regionalistas e izquierdistas en términos institucionales que los reaccionarios de la Concertación, son partidarios de plebiscitos locales, de la iniciativa popular de ley, etcétera.

–¿Crees que se está rebarajando el naipe?

–Claro, y el punto es que o renovamos las alternativas en la Concertación o va a haber alternancia. Pero no nos vengan a manosear con que hacemos negocio con sectores de derecha; si siguen así, son ellos los que van a terminar entregándole el poder a la derecha. LND

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