La segunda
20.04.2007
Después de meses de un mutismo casi total, se podría decir que el senador PPD Guido Girardi está de vuelta. A partir de marzo, retomó con fuerza sus temas parlamentarios -anda feliz porque está a punto de lograr la prohibición del cheque de garantía para todo tipo de prestaciones-, aparece con frecuencia en los almuerzos de los diputados de su partido e incluso interviene si la ocasión lo amerita.
Y más encima ahora deja en claro que lo que está pasando en la Concertación es como un viaje sin retorno. Que no se trata de que algunos parlamentarios se hayan desordenado, sino más bien que la situación cambió y que nunca más senadores y diputados actuarán como "borregos". En ese cuadro, asegura, la elección de Michelle Bachelet fue el gran detonante.
-Esta semana fue especialmente compleja en el Senado, luego que se rechazara el proyecto de depreciación acelerada con votos de la Concertación. ¿Por qué cree Ud. que pasó?
-Eso tiene muchas causas. Tengo la sensación de que el mago que Michelle sacó de la botella (la participación ciudadana), nadie lo va a poder hacer entrar de nuevo a la botella. Eso quiere decir que la sociedad cambió y cambió para bien. Los ciudadanos cada vez van a ser más exigentes, más críticos, más protagonistas. Ella los alentó y eso se va a traducir también en que quienes son parlamentarios, cada vez más van a ser menos un mero buzón. Lo que está pasando tiene que ver con la evolución. Hace unos años atrás, bastaba ponerse de acuerdo con la derecha, se mandaba un proyecto y los parlamentarios lo tenían que aprobar. Y hoy que aparezcan diferencias, que se establezca que los proyectos que el gobierno envía puedan ser mejorados, modificados, analizados a la luz de quienes representan a la ciudadanía, del partido que sea, es un signo de evolución, no me cabe duda.
-¿Le parece positivo?
-Nosotros no evaluamos el cambio profundo que iba a generar la elección de Michelle Bachelet. Se le soltaron las trenzas a la sociedad y eso me parece súper importante. Y siento que en la medida que no logremos articular eso, se genera un problema político. La gente quiere ser protagonista y los parlamentarios tienen que ser actores y recoger eso.
-¿Y los ministros no han sabido leer ese fenómeno?
-No, lo que pasa es que esto requiere cambios. Tenemos excelentes ministros, Belisario, Viera-Gallo y Lagos Weber. Veo al equipo político como un sistema que se transforma en director de orquesta: entre los tres van a tener que dirigir este nuevo tiempo.
-Esa es mas bien una esperanza...
-No, es un planteamiento que tenemos que hacernos todos, tenemos que darnos cuenta de que el mundo cambió, que Chile está cambiando, que los parlamentarios no van a ser más buzón, que tienen que representar a la sociedad. El gobierno va a enviar sus proyectos y está claro que el Parlamento los puede mejorar. Ninguno de nosotros está dispuesto a ser borrego, ni dar cheques en blanco.
-¿A los ministros les ha costado entender eso?
-Lo que pasa es que esta es una nueva era, Michelle gatilló un cambio profundo de sociedad contemporánea y nos tenemos que adaptar todos, parlamentarios y ministros. Yo digo establezcamos en el comité político esa capacidad de conversar, de dialogar, de articular, de decirle a Velasco "tú eres violín, toca más bajo o quédate callado" o a Bitrán "tú eres chelo" y que ellos sigan la partitura.
-¿Quién tiene que dirigir?
-Propongamos que sea el equipo político, los tres. La Presidenta está tomando temas ciudadanos, pero es muy difícil que además de eso ella permita dar cauce a todo eso que generó en un Estado que no tiene el chasis, que nunca se preocupó de la participación ciudadana, de si los senadores y diputados iban a ser algo más que meros buzones y votadores casi mecánicos del Ejecutivo.
-Pero, ¿qué condiciones existen para que el equipo político pueda cumplir con ese rol si no lo ha hecho hasta ahora y el único cambio ha sido la integración de Viera-Gallo?
-Si los partidos, los senadores, le entregamos al equipo político, de manera absoluta, hasta ritual, la responsabilidad y la confianza para administrar nuestras diferencias, eso va a ocurrir. Y ellos van a tener que resolver. Si se equivocan, la Presidenta los sacará, los cambiará, les tirará el pelo, pero que ellos sean el elemento de articulación, de integración, como existe en el sistema nervioso central del ser humano. La Concertación será más fuerte en la medida en que exprese más diferencias. Qué bueno que la Concertación contiene en un solo espacio cultural a los que están a favor del aborto terapéutico y los que están en contra.
-Entonces, ¿que tres senadores de la Concertación rechazaran una iniciativa y provocaran su fracaso es saludable?
-Es saludable como el síntoma de que tenemos que entender que hay un sistema que evolucionó, que nunca va a volver a ser como antes. Esto es tan equivalente a la salida de los pingüinos a la calle, nunca más vamos a poder desarrollar procesos si la ciudadanía no es parte, porque si no van a salir a la calle. Esto viene para quedarse.
-Por lo tanto, los ministros están obligados a cambiar la forma de entenderse con los parlamentarios...
-Esto para la política más formal es lo mismo. Así como salieron los pingüinos a la calle, porque Michelle fue elegida para que salieran los pingüinos a la calle, fue elegida también para que los diputados y senadores no fueran meros buzones, sino protagonistas, para que el Ejecutivo enviara un proyecto y que los parlamentarios de la coalición pudieran tener diferencias y mejorar estos proyectos.
-Eso no fue lo que pasó con la depreciación acelerada, donde hubo problemas con el Ministerio de Hacienda.
-Es un síntoma, podría haber sido con otro ministerio y ha habido otros problemas que no eran con Hacienda. Lo que se tiene que entender que hay dos cosas que han generado un cambio: queremos un país donde lo que mande no sea la tecnocracia ni la economía, sino que queremos una economía responsable, pero al servicio de un proyecto país. Y queremos que lo que mande sea cómo construimos más cohesión social, cómo construimos más crecimiento, cómo construimos más protección social, cómo logramos que mejore la salud.
-Entonces, ¿Ud. concuerda con Ominami en cuanto a que hay que tomar una definición de la línea del gobierno?
-No, porque tuvimos diferencias importantes, yo voté a favor del proyecto de depreciación acelerada porque había un compromiso. Tuve una sensibilidad y fui blando porque había un compromiso y la Presidenta lo estaba pasando mal. Ni la Concertación ni el gobierno han entendido esta crisis como una oportunidad para cambiar la manera de gobernar, cuando eso fue lo que dijo la Presidenta. Si ella no lo hace le va a ser muy difícil gobernar.
Lo que falta es un director de orquesta que defina la partitura, que es el programa de gobierno. Lo que digo es cuidado, porque como la partitura no está clara, a veces hay competencia desleal. En esta orquesta, Velasco tiene una tuba, que hace harto ruido y él suena más fuerte y eso es injusto, porque tiene más medios, porque maneja la caja. Entonces, yo digo cuidado Andrés Velasco, porque tú tienes que hacer funcionar un proyecto país, no puedes tú tomar la decisión de cuál es ese proyecto país. Los países se definen en base a la articulación de esta diferencia. Y lo que ha pasado es que como aquí no ha habido partitura, a veces ha tenido demasiado poder Hacienda, más de lo que corresponde, pero no es culpa de Velasco. Lo que pasa es que hay que articular el proyecto país y la Presidenta tiene que ayudar en eso, porque además es su discurso.
Su difícil año: "Estoy mirando para adelante"
Guido Girardi reconoce que el año pasado fue difícil. Al escándalo de las facturas falsas de Publicam, se sumó la detección de un tumor en el cerebro, que debe controlar cada seis meses y que aún no sabe si será necesario operar.
Lo que sí tiene claro es que próximamente tendrá que someterse a dos intervenciones en las manos, producto de los accidentes automovilísticos que tuvo hace años. Todo esto hace que algunos piensen que está más blando.
-¿Concuerda con esa percepción?
-No estoy ni duro ni blando.
-¿Ya no es Girardi el terrible?
-Si por blandura se entiende tener capacidad emocional, sensibilidad, soy blando. Y por dureza, defender tus principios, independientemente de los costos, soy duro. No hago esa distinción, yo fui criado siempre así, me considero una persona muy sensible, pero también dispuesta a defender sus principios. Y eso me ha traído muchos costos, además.
Prefiero seguir siendo duro en la defensa de mis principios y blando, si eso quiere tener capacidad emocional. El año pasado fue un año difícil.
-Con el tema de Publicam, hubo mucha gente que se mostró contenta con lo que le estaba pasando y recibió críticas muy fuertes. ¿Cómo lo entiende?
-Yo he acumulado, por errores en algunos casos, y otro por mis posturas, una larga lista de acreedores. Pero doy vuelta la página, hoy el tema está circunscrito a la fiscalía, junto al caso de Sebastián Piñera y de Lily Pérez y creo que ya tomó el cauce que correspondía. Estoy mirando para adelante, que es lo que corresponde hacer y estoy haciendo mi trabajo.
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