martes, 12 de diciembre de 2006

Renuncia de diputado Álvaro Escobar a bancada del PPD

12 de Diciembre de 2006


Adriana Muñoz
H. Diputada
Jefa de Bancada
Partido por la Democracia
Cámara de Diputados
Congreso Nacional
Chile


Estimada Adriana :

Me disculparás que sólo reserve la solemnidad para el encabezado, pero estoy seguro que no voy a lesionar el respeto a tu investidura si te trato de acuerdo a la relación excepcionalmente cariñosa que me has dado el honor de entablar contigo. Por lo mismo, no creo que merezcas las consecuencias de mi tardanza en hacerte saber las razones que me llevan a desvincularme de la bancada.

Lamento los inconvenientes que haya podido ocasionarte, pero no tenía previsto que a poco andar en mi afán por explicar, iba yo a encontrarme en la misma situación del viajero que antaño declaraba ser el primero en arribar a territorios hacía tiempo descubiertos. Y es que comienzos del mes de noviembre, ni bien había terminado la última versión de mi carta, descubrí que la misma ya había sido escrita. No en vano hay almas que han sabido expresarse de un modo tan preciso y trascendente que nos hacen creer que no estamos tan solos.

Arte, Verdad y Política
Harold Pinter
Discurso de agradecimiento del Nobel de Literatura
2005

“En 1958, escribí lo siguiente:

‘No hay grandes diferencias entre realidad y ficción, ni entre lo verdadero y lo falso. Una cosa no es necesariamente verdadera o falsa; puede ser al mismo tiempo verdadera y falsa.’
Creo que estas afirmaciones aún tienen sentido, y aún se aplican a la exploración de la realidad a través del arte. Así que, como escritor, las mantengo, pero como ciudadano no puedo; como ciudadano he de preguntar: ¿Qué es verdad? ¿Qué es mentira?”

Curiosa coincidencia de mundos. He aquí a un diputado que ha dedicado gran parte de su vida a la “exploración de la realidad a través del arte”. Que le debe gratitud a la persecución de un “algo” que ha probado ser al mismo tiempo verdad y mentira. Ahora que estoy a un año desde mi elección y a escasos meses de estrenar la obra “Traición” -Pinter- creo que es la hora de dar al actor lo que es del arte y al diputado lo que es de la política : ¿Qué es verdad?

“(…) la mayoría de los políticos, según las evidencias de que disponemos, no están interesados en la verdad sino en el poder y en conservar ese poder. Para conservar ese poder es necesario mantener al pueblo en la ignorancia, que las gentes vivan sin conocer la verdad, incluso la verdad sobre sus propias vidas. Lo que nos rodea es un enorme entramado de mentiras, de las cuales nos alimentamos (…)”

Por lo mismo - a propósito de mi renuncia al PPD el pasado 9 de agosto - no puedo decir que me haya extrañado una reacción tan poco sofisticada como el cuestionamiento a mi vocación política. Como si hubiera existido algo más “político” para explicar la exhortación del Senador Girardi a dejar mi cargo de parlamentario. Como si la Constitución Política fuera “uno de los nuestros”. Como si nunca hubiera dicho lo que dijo. Ni siquiera mientras lo estaba diciendo. Como si le estuviera permitido ser al mismo tiempo verdadero y falso. Como si el Senador –para salud de nuestra democracia- debiera optar con urgencia por el arte o la política : “Siento que Álvaro ha sido injusto conmigo”, dijo. “¡¡¡ Mal agradecidos !!!”, le gritaba Pinochet a sus detractores.

¿“Hijo de la dictadura”? ¿Si? ¿Pinochet ha muerto? Si y no.

“(…) Esto nunca ocurrió. Nunca ocurrió nada. No ocurrió ni siquiera mientras estaba ocurriendo (…)”
Mientras me imagino a algunos renovando sus credenciales democráticas -recordándole al pueblo los años de su “tenaz lucha en contra de la dictadura”- lamento contaminar la prístina fuente de su legitimidad con la imagen de este diputado que –“víctima de una severa decepción”- hubo de esperar al escándalo para que se pudiera reconocer el carácter de su vocación política en los recientes emplazamientos a observar un desempeño íntegro en la función pública.

Tan predecible como el destino que se adivina para las medidas pro transparencia y probidad en manos de quienes son parte del problema. En democracias más perfectas que la nuestra, el círculo neurótico de la corrupción (“el enorme entramado de mentiras de las cuales nos alimentamos”) se interrumpe con la renuncia de los que puedan tener algun grado de responsabilidad y “aprecio” por las prácticas que se cuestionan. Con mayor razón si el desempeño en roles estelares en el establecimiento político tiende a prolongarse en el tiempo. Tanto como los 17 años que se le reprochaban a Pinochet. Tiempo de más para que –entre otras perversiones- pueda llegar a considerarse como sana y normal la práctica del “desapego” y el “desprendimiento” a costa de otros. Cátedra de budismo excepcional que sólo Harold Pinter puede agradecer :

“(…) Es una estratagema brillante. El lenguaje se usa hoy en día para mantener controlado al pensamiento (…)”

Para que no se diga lo que de todas maneras se va a decir que no se dijo, adhiero al entusiasmo de Sergio Bitar por ponerle límites a reelección de los parlamentarios. No en vano, un grupo de diputados solicitamos “urgencia” a un proyecto de ley presentado a comienzos del actual período legislativo. No en vano trabajo desde el mes de abril en una agenda pro-integridad cuya inspiración se la debo a una máxima que se ha hecho tan evidente en estos días : “No las ideas sino el interés mueve al mundo”.

¿Puede haber una síntesis argumental más precisa para esta versión criolla de “El Traje Nuevo del Emperador” que hemos visto? Aunque en ese momento no tenía en mente un nombre que ahora parece hecho a la medida, no me refería a otra cosa cuando –consultado por el Diario La Segunda en relación a la decisión del Senador Flores de congelar su militancia – declaré: “Me parece la sinopsis de una película que ya he visto”. A final de cuentas, menos un “terremoto” que la feroz “réplica” de antiguos movimientos. Por lo pronto, agradezco los días en que hayamos podido vernos reflejados no tanto en su “rebeldía” como en la ilusión de la misma. Como en cualquier película. Aunque hubiese preferido un final menos predecible que el consabido happy ending, le reconozco el mérito de las grandes obras para dejarle preguntas al espectador. Por ejemplo, cuando se sindica “el grave fracturamiento de la ética” como causal de desconfianza y desilusión en la ciudadanía ¿comprende el hábito de nuestra clase política para no hacerse responsable de las expectativas que ocasionalmente genera? ¿Califica como “grave fracturamiento de la ética”? ¿Fracturas farsas?

“(…) ¿Qué le ha pasado a nuestra sensibilidad moral? ¿La hemos tenido alguna vez? ¿Qué significan estas palabras? ¿Se refieren a un término muy raramente utilizado en estos días : conciencia? ¿Una conciencia para usar no sólo con nuestros propios actos sino para usar también con nuestra responsabilidad compartida en los actos de los demás? ¿Está todo muerto?(…)”

De concedérsele palabra al Padre Hurtado, diría :

“La patria nueva no puede tallarse en madera podrida”

Harold Pinter, a pesar de las evidencias en contrario, propone una fórmula que habla tan bien de su obstinado optimismo en la búsqueda:

“(…) Cuando miramos un espejo pensamos que la imagen que nos ofrece es exacta. Pero si te mueves un milímetro la imagen cambia. Ahora mismo, nosotros estamos mirando un círculo de reflejos sin fin. Pero a veces el escritor (o el actor y/o el diputado) tiene que destrozar el espejo - porque es en el otro lado del espejo donde la verdad nos mira a nosotros.

Afortunadamente, hay almas que nos hacen creer que el alma existe. O que nos lo recuerdan cuando no piden permiso para hablar desde la intuición o utilizar la palabra “amor” en un discurso político. Michelle Bachelet lo hizo al agradecer el favor de la voluntad soberana y yo le agradezco la inspiración que pueda prodigarnos desde el imaginario del poder.

Por último -¿puede llegar a tanto la casualidad?- a pesar de la insistencia del Presidente de la Cámara en decir que nuestro honorable reglamento no dice lo que dice, declaro conocer las consecuencias que el artículo 56 le impone a un parlamentario que no cumple con la obligación de asociarse a una bancada. Me reservo todo comentario respecto de la “vocación política” de semejante disposición, pero - puestos en la balanza - prefiero arriesgar mi derecho a voz que falsificar el informe de mi conciencia.

Creo que, a pesar de las enormes dificultades que existen, una firme determinación, inquebrantable, sin vuelta atrás, como ciudadanos, para definir la auténtica verdad de nuestras vidas y nuestras sociedades es una necesidad crucial que nos afecta a todos. Es, de hecho, una obligación.

Si una determinación como ésta no forma parte de nuestra visión política, no tenemos esperanza de restituir lo que casi hemos perdido - la dignidad como personas.(…)”

Muchas gracias por todo.
“He dicho señor presidente”

Álvaro Escobar.

No hay comentarios.: